jueves, 7 de junio de 2007

UCRANIA Y RUSIA. ¿Vecinos inseparables? II

por Nelly de Navia *

Un poco de historia

En 1996 existía gran optimismo en la cooperación militar ruso-ucraniana pues se reunieron en Kiev los secretarios de defensa de ambos países, Pavel Grachev y Valeriy Shmarov, para negociar 26 acuerdos firmados en noviembre de 1995, además de que el presidente Leonid Kuchma se mostraba abiertamente en contra de la expansión de la OTAN [1] Sin embargo, unos meses después, Moscú empezó a sospechar de encuentros secretos entre oficiales ucranianos y el secretario general de la otan, Javier Solana, lo que significaba una clara señal de que Ucrania empezaba a abandonar su estatus de no-alineado para alcanzar una relación especial con la OTAN.

En
agosto de ese año, Kuchma todavía declaró que las relaciones con Rusia seguían siendo la prioridad en la agenda ucraniana pues eran una precondición para la seguridad del país; sin embargo y casi inmediatamente después, propuso en Washington la creación de una zona desnuclearizada en Europa central y oriental. El convencimiento que mostraban los ucranianos con respecto a la preferencia de su relación con los rusos parecía desvanecerse rápidamente. Un ejemplo de lo anterior fue la declaración de Borys Oliynyk, presidente de la Comisión Parlamentaria de Relaciones Exteriores, al afirmar que la mayoría de los miembros de la Comisión favorecían la entrada a la otan “por ser considerada el mayor garante de la seguridad de su país”.[2]

Así, en 1997 el gobierno de Kiev firmó su estatus especial con la OTAN con la creación del Charter on a Distinctive Partnership between the North Atlantic Treaty Organization and Ukraine, con el cual los miembros de la alianza atlántica se comprometieron a apoyar a este país en la preservación de su soberanía, independencia política, inviolabilidad de fronteras y en aspectos concernientes con su desarrollo democrático, prosperidad económica e integración en las estructuras euro atlánticas. A la vez, se agregaron hechos indudablemente simbólicos como la inauguración en mayo de 1997, de un centro de información y documentación de la otan en Kiev - la primera capital de Europa oriental con un centro de este tipo-[3], además de la creación del grupo denominado guuam (por las siglas de los países que lo conforman, Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Armenia y Moldavia). Aunque esta alianza tenía en sus inicios una motivación energética, decidieron con el tiempo incluir cuestiones de seguridad, resolución de conflictos étnicos y cooperación político-militar con la otan y los gobiernos occidentales, para fortalecer su independencia y autonomía frente a Rusia.[4]

Un
punto álgido de la relación ruso-ucraniana que me resulta revelador de un posible escenario ante la incorporación de Ucrania a la otan, es el estatus del puerto en Sevastopol. En febrero de 1997 se anunció un ejercicio conjunto entre la otan y las fuerzas navales ucranianas en el Mar Negro, lo que inmediatamente provocó que las tensiones entre los dos países crecieran rápidamente.[5] La operación llamada Sea Breeze-97 fue denunciada en la prensa rusa como un entrenamiento para atrapar a su flota en Sevastopol y las reclamaciones no se hicieron esperar.[6] Pero no solamente en Rusia hubo descontento, lo significativo es que también existieron manifestaciones en Ucrania en contra de la presencia de la alianza atlántica y se creó un club “anti-otan”, el cual promueve una coalisión político-militar con Rusia y otros países del cei (Comunidad de Estados Independientes). Más adelante, ese mismo año y como muestra de “buena voluntad”, Rusia y Ucrania firmaron un tratado que parecía cesar temporalmente la disputa territorial del Mar Negro, ya que los ucranianos aceptaron rentarle el puerto de Sevastopol a Rusia por veinte años.[7]




[1] Véase Stephen A. Cambone, “NATO Enlargement: Implications for the Military Dimension of Ukraine’s Security”, The Harriman Review, 10, No. 3, Invierno 1997, pp. 8-18.[2] Joseph Black, Russia Faces NATO Expansion, New York, Rowman and Littlefield Publishers, 2000, p. 176.[3] Olga Alexandrova, “The NATO-Ukraine Charter: Kiev’s Euro-Atlantic Integration”, en Aussenpolitik, German Foreign Affaire Review, vol. 48, num. 4, 1997. http://www.isn.ethz.ch/au_pol/48_4/alexandrova.htm Cuando se inauguró el centro de la OTAN, cerca de 4000 personas, mayoritariamente de grupos étnicos rusos, demostraron su inconformidad[4] Taras Kurzio, op. cit.[5] Ibíd. p. 178.[6] La paranoia fue tan grande que los medios de comunicación rusos llegaron a afirmar que el ejercicio estaba basado en la estrategia anglo-francesa utilizada durante la Guerra de Crimea en el siglo XIX (!)[7] Black, op. cit., p. 182.

* Es egresada del Colegio de México, y colabora en el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.

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