martes, 5 de junio de 2007

UCRANIA Y RUSIA: ¿VECINOS INSEPARABLES?



Repercusiones por la expansión de la OTAN

por Nelly de Navia[1]


"It is not the struggle between the Communist past and a democratic future, but between liberal and authoritarian concepts of modernization which goes on in Russian society today".
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V. Kuvaldiri, Moscow News, 19 Julio 1992.


Desde que en 1999 ingresaron a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), Polonia, Hungría y República Checa, se ha hablado de una expansión mayor de la alianza atlántica que pudiese incluir a otros países de Europa central. Con la posible entrada de nuevos miembros a esta unión militar, resulta inevitable discutir la situación de dos actores internacionales de gran peso para la seguridad de la región: Rusia y Ucrania. Además de la posición geográfica, estos dos países cuentan con lazos que estrechan profundamente su relación, como diría Anaton Lieven, “con el paso del tiempo han desarrollado vínculos naturales, casi de manera ‘orgánica’ a través de millones de contactos humanos en cientos de años, que dieron como resultado una identificación mutua en varios aspectos como su psicología, religión, cultura e idioma”[2], y que son imposibles de ignorar si se le quiere incluir a uno de ellos en una organización occidental y al otro dejarlo fuera.

Para Rusia, una mayor expansión de la OTAN hacia el Este significaría un cerco en sus fronteras y la pérdida de su zona de interés o esfera de influencia, la cual es ya bastante reducida debido a la incorporación de los Estados del Báltico a la Unión Europea y la simpatía de otras ex repúblicas soviéticas por occidente. Para Ucrania, la decisión es aún más difícil, pues si bien es cierto que existe una relación especial con Rusia, Ucrania es hoy una nación en busca de una identidad propia y pareciese que con la llegada de Víktor Yushchenko al poder, se consolidará su alejamiento de la Federación rusa y hará de los valores democráticos, mercados libres y sociedades abiertas, la llave para conseguir la anhelada identidad ucraniana frente al mundo. Sin embargo, no hay que perder de vista que Rusia sigue siendo un importante factor a considerar en la política exterior ucraniana y no se debe menospreciar su relación con el vecino del norte. Si Ucrania ingresa a la otan, existiría el riesgo de una desestabilización, no sólo en su relación con Rusia, sino al interior del país debido a las minorías rusas que existen entre su población. Por lo tanto, el propósito de este ensayo es hacer un análisis de los dilemas que enfrenta Ucrania ante su posible anexión a la alianza atlántica, así como de los diferentes escenarios en los que se podrían ver inmersos estos dos países en caso de lograrse dicha ampliación.
Ucrania: entre el dilema eslavo y occidental.

La OTAN desde que inició su expansión hacia el Este, dejó en evidencia la intención de ingresar como país miembro a Ucrania en algún momento entre el 2005 y el 2010. Colocada entre la espada y la pared, esto es, entre la necesidad de ayuda occidental y su colindancia con Rusia, Ucrania tiene ante sí un dilema único, así como una oportunidad inigualable, pues se encuentra en medio de una disputa geoestratégica, que tanto la puede ayudar a obtener beneficios antes inesperados, así como problemas innecesarios.

Durante el régimen de Leonid Kuchma, el gobierno de Kiev adoptó oficialmente una posición de neutralidad y no alineamiento ante las expectativas de expansión de la otan, aún cuando en ciertos momentos se entrevieron severas dudas por la ambivalencia de sus acciones, como más adelante se explicará. Sin embargo, la posición ucraniana, dio un viraje total a favor de la unión con occidente, a partir de la revolución naranja y la llegada de Víktor Yushchenko al poder en 2004, el cual desde el inicio de su campaña, manifestó abiertamente su deseo de incorporarsetanto a la Unión Europea (UE) como a la OTAN.

¿Por qué Ucrania se ha convertido, en frase de Sherman Garnett, en “the keystone in the arch” –la piedra angular- de la arquitectura de la seguridad trasatlántica?[3] Hay que entender que la importancia geopolítica de Ucrania es vital tanto para Rusia como para la otan, específicamente para Estados Unidos, debido a que tanto por su tamaño, posición geográfica y arsenal nuclear, esta ex república soviética sirve perfectamente para ambos lados como “amortiguador” (o lo que se conoce como buffer state) entre Rusia y Europa oriental.

Rusia, con la independencia de Ucrania, perdió un fuerte potencial económico tanto en la industria como en la agricultura, incluidos sus 52 millones de habitantes étnica y culturalmente cercanos a los rusos, la privó de la posición dominante sobre el Mar Negro que poseía anteriormente la Unión Soviética (urss), así como del puerto de Odessa, principal puerta de acceso del comercio soviético al Mediterráneo. Para el Kremlin, países como Ucrania, Moldavia, y Bielorrusia, son amortiguadores vitales entre Rusia y occidente. “Al igual que los mandatarios rusos de los últimos dos siglos, Putin balancea la seguridad rusa en ‘zonas de interés’ bien definidas”; sin embargo, dichas zonas se han ido reduciendo en los últimos años con la desintegración de la urss y el progresivo acercamiento de las ex repúblicas soviéticas a occidente, por lo que el mandatario ruso intentará evitar a toda costa revivir el mismo escenario en Ucrania.[4]

Por su parte, Estados Unidos identifica a Ucrania como una pieza clave en el rompecabezas de la seguridad continental, pues al “tener a Ucrania dentro de la otan significaría que no habría vuelta atrás en los beneficios ganados con el fin de la Guerra Fría”, lo que le dejaría a Rusia un estrecho margen para actuar en caso de presentarse un conflicto futuro con occidente.[5] Para analistas como Zbigniew Brzezinski o Henry Kissinger, la ampliación de la otan hacia el Este es una cuestión indiscutible, pues afirman que los rusos son “congénitamente un pueblo agresivo y proclive al imperialismo”[6] por lo que es conveniente ganarles terreno antes de que recuperen fuerzas nuevamente.[7] El mismo temor es compartido, por los directamente afectados ante un crecimiento ruso descontrolado, como lo confirma el político polaco Bonislaw Geremek: “Por el momento Rusia es débil. Pero sabemos que éste es un periodo de transición. El imperio soviético podría ser sucedido por el imperio ruso. En algunos años, Rusia se convertirá en una superpotencia de nuevo, y la memoria de debilidad tendrá un impacto psicológico importante en una nueva generación de líderes rusos”.[8]


[1] Egresada de la licenciatura de Relaciones Internacionales en El Colegio de México.

[2] Anatol, Lieven, Ukraine and Russia. A fraternal rivalry, Washington, D. C., United States Institute of Peace Press, 1999, p. 2.
[3] Citado en Lieven, op. cit.
[4] James Sherr, citado en Timothy Garton Ash, The orange revolution,28 Abril 2005, http://www.nybooks.com/contents/20050428
[5] Taras Kuzio, Ukraine and NATO,15 Octubre 2000, http://www.ualberta.ca
[6] Citado en Stanley, Kober, “NATO Expansion and the Danger of a Second Cold War”, CATO Foreign Policy Briefing, num. 38, 31 de enero, 1996, http://www.cato.org/pubs/fpbriefs.
[7] Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives, New York, Harper Collins, 1997, Brzezinski afirma que Ucrania debería ser invitada a unirse a la OTAN e incluso a la Unión Europea, aún cuando no se logre de manera exitosa una reforma doméstica, precondición necesaria si se desea ser parte de estas organizacionesp. 84.
[8] Michael Mandelbaum, “Preserving the New Peace. The Case Against NATO Expansion”, Foreign Affairs, vol. 74, num. 3, mayo-junio, 1995, p. 10

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